sábado, 2 de marzo de 2013

Los Peligros de Saltar en Trampolin

Los trampolines pueden ser divertidos tanto para los niños como para los jóvenes, pero ten cuidado que la alegría no se convierta en llanto. Si bien las tasas de lesiones relacionadas con trampolines han disminuido desde 2004 aun siguen sucediendo accidentes, en muchos casos, con consecuencias graves.
Las principales lesiones que se registran son fracturas y dislocaciones, que suman casi la mitad de las heridas tratadas en niños de cinco años o menos. Y en todos los grupos de edad, las lesiones más comunes incluyen torceduras, distensiones o esguinces musculares y moretones (morados) o hematomas.
Entre las formas en que los niños pueden golpearse, el caerse de un trampolín explica hasta el 39 por ciento de todas las lesiones y, por lo general, tiene consecuencias graves. Del mismo modo, hacer volteretas puede hacer que caigan mal sobre el trampolín, lo que pude causar lesiones permanentes en la cabeza y en la espina dorsal o la columna.
Los más perjudicados son los niños, que tienden a lastimarse con más frecuencia que quienes tienen más edad, sobre todo cuando usan el trampolín entre varios amigos o con sus mascotas.
Por eso, las recomendaciones indican que sólo se usen estos aparatos bajo la supervisión de entrenadores profesionales. Si aun así, y a pesar de estas advertencias, permites que los niños jueguen en trampolines, entonces puedes aumentar la seguridad si tienes estos cuidados:
- Controla que sólo use el trampolín una persona a la vez. - No permitas que hagan piruetas o saltos al aire como los que se ven en las películas o los que practican los acróbatas y las personas especialmente entrenadas para eso. - Asegúrate de que el trampolín se encuentre en un lugar plano y despejado, con las almohadillas protectoras en buen estado. - Chequea que tu seguro de salud cubra accidentes relacionados con trampolines, para evitar sorpresas en caso de que lo necesites.
Y recuerda siempre que más vale prevenir que curar!

miércoles, 2 de enero de 2013

Los Incovenientes de Chuparse el Dedo

Tu hijo se chupa el dedo? No te preocupes: el movimiento de succión es un reflejo natural en los niños, que empieza ya en el vientre materno. Pero sí es importante que te informes por qué puede ser dañino a la larga, a qué edad deben dejar de hacerlo y cuáles son las consecuencias si el hábito continúa más allá del tiempo normal.
Los bebés tienden a chupar el pulgar y a veces los otros dedos. La acción de chupar hace que los bebés se sientan seguros y satisfechos, y los ayuda a aprender cómo es el nuevo mundo a su alrededor. A los niños un poco mayores les da una sensación de seguridad en momentos difíciles o de tensión. Como chuparse los dedos los relaja, también los ayuda a conciliar mejor el sueño, y por eso suelen llevárselos a la boca a la hora de dormir o cuando están cansados. Si el hábito de chuparse los dedos se prolonga demasiado, puede afectar el cielo de la boca (el paladar) y causar problemas en la alineación de los dientes permanentes. La intensidad del movimiento de succión es un factor que debe de considerarse. Si el niño chupa con suavidad, como ocurre en la mayoría de los casos, es posible que no se presenten problemas ni deformaciones en los dientes. Pero si lo hace vigorosamente, pueden ocurrir problemas, incluso en los dientes de leche. Observa a tu hijo. Qué hacer para acabar con esta mala costumbre! Es cierto que el chupete afecta a los dientes exactamente del mismo modo que los dedos. Pero es más fácil romper el hábito del chupete que el de chupar los dedos, ya que se lo puedes retirar cuando desees. Si le das a tu hijo el chupete como sustituto de los dedos, procura que esté siempre bien limpio, por razones de higiene, y también para que no tenga un sabor agradable, que lo anime a chuparlo más. Por ejemplo, nunca le untes azúcar o miel antes de dárselo.
Normalmente los mismos niños dejan de chuparse espontáneamente los dedos entre las edades de dos a cuatro años, o cuando empiezan a aparecer los dientes permanentes. El hábito se va rompiendo poco a poco, a la vez que el niño se va interesando más por explorar lo que tiene a su alrededor.
Si todavía se chupa el dedo cuando llega a la edad escolar, la presión de los otros alumnos lo ayuda a romper el hábito. Pero si tu hijo continúa chupándose el dedo después de los cuatro años, debes tomar medidas para que deje de hacerlo, teniendo en cuenta que presionarlo excesivamente o convertir el asunto en una batalla constante, puede resultar contraproducente.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Donde se Encuentran los Germenes?

Los gérmenes son los responsables de muchas enfermedades que pueden afectar a los niños y a los adultos. Para combatirlos, sólo basta con mantener una buena higiene y tener ciertos cuidados extra en esos lugares en los que suelen habitar. Existen cuatro tipos de gérmenes diferentes: los virus, las bacterias, los hongos y los parásitos. Los virus y las bacterias son responsables de muchas enfermedades e infecciones, como la gripe (la influenza) y algunos tipos de gastroenteritis infecciosas que causan diarreas, náuseas, vómitos y fiebre, entre muchas otras. Los hongos y los parásitos, en cambio, pueden provocar infecciones. El pie de atleta y la infección por cándida como la dermatitis del pañal, son unas de las más comunes causadas por hongos, mientras que los parásitos pueden generar infecciones intestinales y otras enfermedades que frecuentemente se contagian a través del agua y los alimentos contaminados. Los gérmenes pueden instalarse hasta en los lugares menos pensados. La agarradera del cepillo de dientes, por ejemplo, es uno de los principales. Para higienizarla correctamente, lávala al menos una vez por semana con agua bien caliente. Otros objetos domésticos que se llevan unos de los primeros lugares son los paños de la cocina (o repasadores), ya que acumulan todo tipo de gérmenes que pasan de una superficie a la otra cuando secas los platos y la vajilla. En la cocina, el refrigerador es otro lugar muy codiciado por estos microorganismos. ¡Sí, el refrigerador! Allí es muy común que se derramen líquidos y alimentos que pueden echarse a perder y pueden contaminar el resto de los productos. Si no conservas la comida como debe de ser y no mantienes limpio el refrigerador, éste puede convertirse en un foco de infección para los niños que suelen abrirlo constantemente para tomar alimentos y bebidas. El suelo de la cocina tampoco de salva, es un lugar ideal para los gérmenes, allí se encuentran los restos de la comida que se haya caído, la tierra y la mugre de los zapatos de las personas y las patitas de las mascotas, el polvo que se haya acumulado y quién sabe qué más. Los niños también suelen jugar en el patio, que también puede ser un lugar de riesgo, en especial si hay desechos de animales. Las mascotas son muy cariñosas y una gran compañía para los niños, pero también pueden transmitirles enfermedades (a los adultos también), por eso debes tener cuidado de lavarte las manos luego de jugar con ellas o de tocar sus juguetes u sus objetos y no dejar que te den besos. Ten mucho cuidado de lavarte las manos especialmente después de limpiar las deposiciones de aves, o después de vaciar la caja de arena del gatito. Lo ideal es que te pongas guantes desechables para la tarea y que uses un desinfectante para el área, especialmente si hay niños en casa. Además, es importante la higiene del cuerpo mismo. Está comprobado que lavarse bien las manos con agua y jabón puede salvar vidas. Recuerda lavarte las manos (y las de tus niños) no sólo antes de las comidas sino cada vez que hayas estado en contacto con las superficies que pueden tener gérmenes, tanto en el hogar como en los lugares públicos y en el colegio. Lavarse las manos es algo fácil de hacer, pero no es cuestión de mojarse un poco con agua y nada más, ya que se necesita jabón y frotarse bien para eliminar cualquier impureza. Además, recuerda quitarte los anillos y las joyas antes de lavarte las manos. Para hacerlo correctamente, moja las manos con agua corriente y enjabónalas (no al revés), frótate hasta formar espuma y restriégate bien (de ambos lados, entre los dedos y debajo de las uñas) durante al menos 20 segundos (una buena referencia para calcular este tiempo es cantar la canción “Feliz cumpleaños” (“Happy Birthday”) dos veces). Luego enjuágate con agua corriente y sécate con una toalla de papel o con un secador de aire para evitar que queden húmedas.

viernes, 26 de octubre de 2012

Con Las Mascotas los Niños Resisten Mejor las Alergias

Nuevas investigaciones vuelven a demostrar que las mascotas pueden ser una opción muy saludable, en este caso para los niños. Y si se trata de elegir, los perros son los que suelen mostrar más beneficios. Algunas personas opinan que las mascotas pueden transmitir enfermedades a los niños. Otras en cambio piensan que es saludable para ellos tener la compañía de tan fieles amigos. Un nuevo estudio ha encontrado que los bebés que viven con perros y gatos durante el primer año de su vida podrían ser menos susceptibles a las infecciones respiratorias, como el resfriado común. Para llegar a estos datos, los investigadores analizaron a casi 400 niños que nacieron en Finlandia entre septiembre de 2002 y mayo de 2005. Para ello les pidieron a los padres que completaran informes semanales, en los que incluyeron datos sobre la frecuencia de síntomas de enfermedades o infecciones respiratorias y el contacto con perros y gatos. Así detectaron que, durante el primer año de vida, el 72 por ciento de los niños tuvo fiebre, el 40 por ciento tuvo una infección de oído, el 97 por ciento tuvo goteo nasal (rinitis), el 84 por ciento tuvo tos y el 32 por ciento presentó sibilancias respiratorias (silbidos al respirar). Asimismo, casi la mitad de los niños tuvo que tomar antibióticos, al menos una vez. Entre los participantes, el 62 por ciento de los niños tuvo un perro y el 34 por ciento un gato en algún momento del estudio, pero al finalizar (luego de once meses), casi dos tercios de los padres dijo que no tenían un perro en casa y tres cuartas partes afirmó que no tenían un gato. Con estos datos, los científicos pudieron determinar que los perros eran particularmente protectores y que la exposición a los gatos también demostró un efecto protector, pero no fue tan potente como el efecto de la exposición a los perros. Tener un perro en casa desde la primera infancia podría ayudar a los niños a combatir alergias y asma (algo que no ocurrió con los gatos). Además, jugar con las mascotas es bueno para mantenerse activos, consumir calorías y evitar la obesidad infantil junto con todos los problemas de salud asociados a esta condición. Con estos datos en mente, ya puedes olvidar las culpas y los temores de tener una mascota cuando hay niños en casa. Los especialistas recomiendan siempre tener en cuenta algunos cuidados con la higiene y el contacto con los animales, en especial cuidado en caso de que ya exista alguien alérgico en el hogar. Aun así, hay formas de convivir con un animal en casa. Por último, recuerda que un animal es un ser viviente que demandará cuidados y cariño y se convertirá en un integrante más de la familia. Por eso, la decisión debe ser compartida por todos los miembros del hogar. Entonces sí, si todos están de acuerdo… ¡a disfrutar la compañía de esos pequeños traviesos!

viernes, 19 de octubre de 2012

Que Hacemos si se Cae Nuestro Bebe

Por más cuidado que tengamos no estamos a salvo de que nuestros hijos se puedan caer de la cama, del coche, del cochecito, del sofá, o de su sillita de comer, de la bici, etc. Cuando ya gatean y caminan, es mucho más probable que se puedan lastimar. Es indispensable que mantengas la calma y evalúes la situación con objetividad para ver si es necesario llevarlo al pediatra o si se trata de una caída que no tiene consecuencias importantes. Puede ser que te haya sucedido alguna vez que tu bebé se haya caído. Y aunque no es lo ideal, a todo el mundo le puede ocurrir un accidente. Las caídas más comunes de los bebés son desde la cama, la mesa de cambiar el pañal, el cochecito, la sillita de comer. Cualquiera que haya sido la circunstancia de este tipo de accidentes, es importante tomar ciertas medidas para asegurarte de que tu bebé no haya sufrido ninguna lesión grave en la cabeza o en el resto de su cuerpo. Si tu bebé llegara a caerse, no te angusties. Muchas caídas parecen peores de lo que son en realidad. Toma nota de lo que debes hacer: Consuela a tu bebé y revisa la cabecita y el cuerpo de tu bebé para ver si tiene algún moretón (magulladura, morado) o herida visible. Quítale la ropa para poder verle todo su cuerpecito. Si no le encuentras ninguna señal de alarma, es probable que no haya pasado nada. Si ves algún tipo de herida, llama de inmediato al pediatra. Es importante aclarar que aunque no tenga ninguna herida visible en la cabeza, puede haber sufrido alguna lesión interna o lo que se conoce como conmoción cerebral. Para saber si es así, debes observar muy cuidadosamente el comportamiento de tu bebé y estar alerta a síntomas como los siguientes: Si tu bebé se golpeó la cabeza y está sangrando, si tiene convulsiones, si perdió la consciencia (se desmayó) o está respirando de manera irregular, llama para recibir ayuda inmediata. Si sabes darle primeros auxilios (algo indispensable cuando se tienen un bebé) hazlo y no lo muevas, a menos de que haya peligro de que se lastime más si no lo haces. Recuerda que la mejor forma de evitar que tu bebé se caiga, es tomando las medidas preventivas necesarias: amárralo bien cuando está en su silla de comer, en la mesa cambiadora de pañales o en su coche, no lo desatiendas ni por un segundo cuando está en una cama, silla o sofá; no corras ni camines con zapatos altos cuando lo tienes en brazos y crea un espacio seguro en tu casa para que tu bebé no se lastime cuando sale a explorar y a jugar en cada rincón.

viernes, 12 de octubre de 2012

Soplo Cardiaco en Niños

El soplo se oye cuando se ausculta al niño con un estetoscopio. Puesto que el corazón de un niño está muy cerca de la pared torácica, los ruidos sutiles se pueden oír más fácilmente. De todos modos, a veces puede ocurrir que el pediatra no pueda oír un soplo a menos que el niño se siente y se esté muy quieto. Aunque se pueden oír en bebés muy pequeños, los soplos se detectan más a menudo cuando los niños tienen entre 2 y 4 años. Los soplos cardíacos se clasifican en una escala de 1 a 6. El 1er grado apenas se puede oír, mientras que el 6? se oye muy fuerte. El pediatra de su hijo también se fijará en qué parte del corazón está el soplo, qué tipo de ruido hace (por ejemplo, si se parece más a un roce o a un soplido), en qué momento del ciclo cardíaco se produce, y si se modifica cuando el niño cambia de posición. Es posible que si se detecta el pediatra le derive a un cardiologo infantil. Los problemas cardíacos más frecuentes en la población infantil son las anomalías estructurales, que pueden provocar un soplo cardíaco e incluir la presencia de orificios en el interior del corazón (comunicación interauricular o comunicación interventricular), y las anomalías en las válvulas (estenosis valvular aórtica o pulmonar). Las anomalías en el tabique cardíaco afectan a las paredes que dividen el corazón en 4 cavidades. Cuando hay un orificio en el tabique del corazón, la sangre puede fluir a través de él a las otras cavidades cardíacas. Esta sangre sobrante puede provocar un soplo. También puede hacer que el corazón tenga que trabajar demasiado y, consiguientemente, aumente de tamaño. Algunos orificios pueden ser lo bastante grandes como para producir otros síntomas aparte del soplo; otros son de menor tamaño y a veces se acaban cerrando por sí solos con el tiempo. Las anomalías en las válvulas también son frecuentes. Entre las cavidades del corazón hay 4 válvulas que impiden que la sangre retroceda cuando es bombeada. Cuando una válvula se estrecha o se bloquea, no permite que la sangre fluya libremente

viernes, 5 de octubre de 2012

Bebes Inteligentes

Los bebés son más inteligentes de lo que muchos creían. Es normal que cuando se trata de hablarle a un bebé, los adultos pongamos una voz diferente y les expliquemos mucho más detalladamente las cosas con repeticiones y vocalizando exageradamente. Esto está bien, pues los bebés están desarrollando su cerebro a una velocidad impresionante y necesitan los estímulos del lenguaje. Su inteligencia es sorprendente. Los bebés entre los 6 y los 9 meses de edad aprenden el significado de ciertas partes del cuerpo y de ciertos alimentos mediante su contacto cotidiano con el lenguaje. Es decir, que reconocen la relación entre la palabra “nariz”, por ejemplo, y la nariz en sí. Estos resultados sorprenden, pues muchos psicólogos pensaban que los bebés no lograban este tipo de comprensión hasta cumplir un año de vida. Para llegar a esta conclusión, los especialistas estudiaron el comportamiento de 33 bebés que tenían entre 6 y 9 meses. Los pusieron a ver la imagen de un alimento y de una parte del cuerpo en una pantalla en compañía de sus padres, quienes tenían que repetir una frase en la que nombraban al alimento o la parte del cuerpo que estaba en la pantalla. Con un aparato para rastrear los ojos, se podía ver la respuesta de los bebés a cada frase pronunciada. Los investigadores encontraron que los bebés de esta edad miraban mucho más la imagen que se les mostraba que cualquier otra imagen. Incluso, mucho más que los bebés mayores que tenían entre 10 y 20 meses. La conclusión para los científicos es que los bebés entendían el significado de la palabra. Sin embargo, lo curioso y lo importante de este estudio, es que descubrió que los bebés pueden entender el significado de las palabras genéricas que indican categorías. No solamente de palabras como “mamá” o “papá”, mucho antes de hablar. No dejes de compartir y de hablarle a tu bebe, pues de esa interacción depende su desarrollo del lenguaje y de otras habilidades cognitivas.