viernes, 31 de agosto de 2012

10 Datos Sobre el Glaucoma

1.- Suele desarrollarse después de los 40 años y el riesgo de padecerla aumenta con la edad, en algunas ocasiones se desarrolla en los jóvenes y en los adolescentes, quienes deberán tener cuidados de por vida para evitar que la enfermedad avance. 2.- Uno de los factores de riesgo es tener presión elevada dentro del globo ocular, así como tener otras condiciones en los ojos, como trauma ocular, córneas delgadas, desprendimiento de la retina e inflamación de los ojos. 3.- La presión elevada dentro del ojo significa que hay riesgo de desarrollar glaucoma, pero no necesariamente que se tenga la enfermedad. Una persona solamente tiene glaucoma si tiene daño en el nervio óptico. 4.- También están en riesgo quienes tienen diabetes, enfermedades cardíacas u otras condiciones crónicas, así como los que tienen o han tenido familiares que sufrieron de glaucoma. 5.- El glaucoma se puede desarrollar en un ojo o en ambos. 6.- El reducir la presión del ojo en las primeras etapas del glaucoma, detiene el progreso de la enfermedad y ayuda a proteger la vista. 7.- Existen distintos tipos de glaucoma, el más común es el denominado “de ángulo abierto”. Otros tipos son: glaucoma congénito o de nacimiento; glaucoma de baja tensión o de tensión normal; y glaucoma de ángulo cerrado. 8.- El glaucoma de ángulo abierto no da síntomas en sus comienzos, no causa dolor y la visión se mantiene normal. Pero si no se atiende, las personas empiezan a notar que ya no ven como antes, y sin tratamiento, pierden lentamente su visión lateral (que con el tiempo se puede expandir a la visión central, provocando ceguera). 9.- El glaucoma de ángulo cerrado, en cambio, causa un aumento repentino en la presión del ojo. Sus síntomas incluyen dolor severo, náusea, enrojecimiento del ojo y visión borrosa (en estos casos se debe buscar tratamiento de inmediato). 10.- El glaucoma se detecta a través de un examen completo de los ojos que incluye: prueba de agudeza visual, prueba del campo visual para medir visión lateral (periférica), examen con dilatación de las pupilas.

viernes, 24 de agosto de 2012

Utilizar la Kava para la Ansiedad

Según un nuevo estudio, la kava puede ser un tratamiento útil para la ansiedad, sin embargo existen problemas de seguridad relacionados con su uso. Hay una creciente preocupación sobre el potencial de toxicidad en el hígado por el consumo de la kava. Se han reportado múltiples casos de daños hepáticos en Europa, incluyendo hepatitis, cirrosis e insuficiencia hepática. La kava ha sido retirada del mercado en varios países debido a estos problemas de seguridad. La Administación de Alimentos y Fármacos de los EE.UU. (Food and Drug Administration o FDA, por sus siglas en inglés) ha emitido varias advertencias a los consumidores y a los médicos. No está claro qué dosis o qué duración de uso se correlacionan con el riesgo de daño hepático. La calidad de los informes sobre casos de daño ha sido variable; algunos son imprecisos, otros describen el uso de productos que en realidad no contienen kava en su lista de ingredientes o incluyen a pacientes que también ingieren grandes cantidades de alcohol.

viernes, 17 de agosto de 2012

Comer sin Hambre

Todos tenemos alimentos preferidos que nos hacen perder la cabeza y ponen en riesgo nuestra dieta. Tanto, que hasta es posible que ni necesites pensar en cuáles son los que siempre se te apetecen, porque sólo basta con pensar en algo sabroso para que te vengan a la cabeza. Y si pudieras comerlos, la tentación sería tan fuerte que no importaría que tuvieras el estómago vacío o lleno. ¿Por qué ocurre eso y por qué comemos en exceso, incluso cuando estamos satisfechos? Lo novedoso es, además, que no solo se trataría de una cuestión de fuerza de voluntad ni de una necesidad “calórica”, sino que habría factores físicos que intervienen en esta decisión. Por ejemplo, ante la tentación, los científicos detectaron un aumento en los niveles de dos compuestos químicos claves: la grelina, una hormona producida en el estómago que ayuda a regular la recompensa y la motivación, y el denominado “2-AG” (2-araquidonilglicerol), que se relaciona con el apetito. Para llegar a este hallazgo, que fue publicado en la edición de junio de la revista Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, los investigadores del departamento de psiquiatría de la Universidad SUN de Nápoles en Italia, analizaron a cinco mujeres y a tres hombres sanos de entre 21 a 33 años de edad, que no tenían sobrepeso ni obesidad, ni tampoco conductas problemáticas con la dieta o atracones con la comida. Cada participante estuvo en dos pruebas de alimentación, con un intervalo de un mes, en las que consumieron un desayuno de 300 calorías (compuesto de 77 por ciento de carbohidratos, 10 por ciento de proteína y 13 por ciento de grasa) y luego debieron calificar su nivel de hambre mientras esperaban que pasara una hora. Luego, en la primera oportunidad, se les permitió oler o ver durante cinco minutos lo que ya se había establecido que era su comida favorita o una comida que desearían comer incluso después de sentirse llenos. En la segunda prueba, en cambio, luego del desayuno se les ofreció un alimento poco apetitoso, que contenía exactamente los mismos nutrientes y calorías que el alimento sabroso de la primera prueba. El resultado fue que, a pesar de una sensación general de saciedad tras el desayuno, los participantes dijeron que su impulso por comer y la cantidad que pensaban consumir eran significativamente mayores ante su comida favorita, en comparación con el alimento poco apetitoso. Además, los investigadores tomaron pruebas sanguíneas que revelaron que, cuando los participantes comían su alimento favorito, los niveles de grelina aumentaban significativamente y permanecían elevados hasta dos horas después. En cambio, tras comer el equivalente nutricional poco apetitoso, los niveles de grelina bajaron progresivamente. Por su parte, los niveles del compuesto 2-AG se redujeron tras comer tanto la comida favorita como la poco apetitosa, pero siguieron siendo mucho más altos (hasta dos horas más tarde) tras la exposición y el consumo del alimento favorito.

viernes, 10 de agosto de 2012

Bebe con Sindrome de Dawn

Como muchas situaciones en la vida, nadie puede predecir qué va a suceder durante un nacimiento. Puede que tengas un parto corto, que sea largo, que sea natural o que tengan que hacerte cesárea. Y de seguro, a esta altura, después de tanta espera, lo único que importa es que tu bebé nazca sano. Pero, ¿y qué pasa si tu bebé nace con Síndrome de Down? Algunas madres que han pasado por esta experiencia, cuentan que al principio sintieron angustia y tristeza. Pero luego, se dieron cuenta de que aunque ese bebé haya nacido con el Síndrome de Down, es un bebé al que aman y cuidan con un cariño especial. Es normal que si te sucede y no estabas preparada, sientas muchas emociones encontradas. Busca el apoyo de tu familia para superar ese impacto inicial, infórmate acerca del Síndrome de Down, busca grupos de apoyo para padres de niños con este síndrome y ¡disfruta a tu bebé! Crece tan rápido que no lo podrás creer. El Síndrome de Down es un trastorno genético que resulta de tener una copia adicional del cromosoma 21. Por eso, se conoce como Trisomía 21. Un error en la división de las células provoca que haya 47 cromosomas, en lugar de 46. Recuerda que en el momento de la concepción, el bebé hereda 23 cromosomas de la madre y 23 del padre. Pero cuando hay material genético adicional (un cromosoma de más) se produce un retraso en la forma en que un bebé se desarrolla física y mentalmente. Típicamente los niños(as) tienen una cara plana, los ojos tienden a tener una ligera inclinación hacia arriba, la nariz es respingada con los orificios nasales dirigidos hacia arriba y la raíz hundida. Su lengua tiende a protruir (salir un poco) ya que su boca tiende a ser pequeña, sus orejas también tienden a ser pequeñas y localizadas un poco bajas. Su cuello tiende a ser corto y ancho. Sus brazos y sus piernas tienden a ser un poco cortos, al igual que las manos y sus dedos y tienen solamente un pliegue en la palma de las manos. Su discapacidad intelectual varía de ligera a moderada. El Síndrome de Down no se presenta de la misma manera en todos los niños. Algunos pueden requerir ciertos cuidados médicos (relacionados al sistema cardiovascular debido a problemas de las válvulas del corazón; o endócrinos, ya sea por obesidad o por la tiroides; o del aparato digestivo; o por infecciones; o por un mayor riesgo de desarrollar leucemia, entre otros) mientras que otros llevan una vida sana. La mayoría puede tener una vida perfectamente feliz si está rodeado de personas que lo aman y respetan como a cualquier niño que no haya nacido con esta condición. La esperanza de vida para alguien con el Síndrome de Down ha aumentado significativamente, dependiendo de la severidad del síndrome o de sus problemas, actualmente muchos viven hasta los 50 años o más. Aunque la causa no está clara, existe una relación entre la edad de la madre y el Síndrome de Down. A partir de los 35 años, es más probable que una mujer dé a luz a un bebé con este Síndrome.

viernes, 3 de agosto de 2012

Gastroenteritis en los Niños

La gastroenteritis es una inflamación del estómago y los intestinos que causan diarrea, vómitos, náuseas y otros síntomas de dolor de estómago. - Gastroenteritis viral: en niños sanos, las infecciones virales del tubo digestivo a menudo son responsables de episodios leves de gastroenteritis. Todos los virus tienden a diseminarse en manos que han tocado la materia fecal de una persona contagiada o las superficies contaminadas con material fecal infectada. Por esta razón, los niños pequeños, especialmente aquellos que están comenzando a aprender prácticas de higiene, son particularmente vulnerables a la gastroenteritis viral. Ellos podrían tocar pañales sucios (los suyos o los de otros niños) olvidarse de lavar sus manos después de usar el baño, ponerse los dedos sucios en la boca, comerse las uñas, o masticar o chupar los juguetes que otros niños han tocado con las manos sucias. Los padres y el personal encargado del cuidado de niños también puede diseminar gastroenteritis viral, particularmente si no lavan sus manos minuciosamente después de cambiar pañales sucios. Además, los adultos que tienen gastroenteritis viral a veces pueden diseminar su infección viral a los niños, especialmente si preparan la comida de los niños sin antes haberse lavado las manos. Ocasionalmente, también se han encontrado algunos virus que causan gastroenteritis viral en el agua potable y los alimentos, principalmente en los países en desarrollo y en las zonas rurales donde las condiciones sanitarias son deficientes. - Gastroenteritis bacteriana (intoxicación alimenticia): la comida que no fue preparada o almacenada adecuadamente pueden formar bacterias sobre la superficie y estas bacterias a veces producen químicos irritantes llamados toxinas. Si un niño come la comida con estos gérmenes, los síntomas de gastroenteritis se desencadenan por las bacterias o por los productos irritantes. Además, ciertos tipos de bacterias agresivas pueden causar formas más severas de intoxicación alimenticia que producen fiebre alta, síntomas gastrointestinales severos y deshidratación, aún en niños que generalmente son fuertes y saludables. - Parásitos intestinales: pueden diseminarse en niños con las manos sucias, en las superficies sucias de los juguetes, en las llaves de los baños y en el agua o alimentos contaminados. La giardia lamblia, el parásito que causa la giardiasis, es el parasito más común causante de la diarrea en los niños en Estados Unidos, especialmente aquellos en guarderías infantiles. En todo el mundo, la gastroenteritis mata 3 a 5 millones de niños cada año, principalmente en los países en desarrollo donde las condiciones sanitarias y el cuidado de la salud son deficientes. La mayoría de estos niños mueren por deshidratación extrema (niveles anormalmente bajos de agua en el cuerpo) como consecuencia de una combinación de diarrea severa, vómitos y la falta de ingesta de suficiente cantidad de líquido. Aún en los países industrializados, ocurren millones de episodios de gastroenteritis cada año, especialmente en niños jóvenes.