viernes, 14 de septiembre de 2012

Enfermedad Crónica Infantil

Una enfermedad crónica en un niño no le afecta sólo a él, sino también a toda la familia. Si tienes un hijo(a) en esas condiciones, no te queda otro remedio que “robarles” a ellos algún tiempo del que les pertenece para dedicárselo al niño enfermo. ¿Sabes cómo atender adecuadamente a las necesidades de todos? Estos niños necesitan un cuidado adicional y, para poder brindárselo, los padres les dedican menos atención a sus hijos saludables. Como consecuencia, éstos pueden sentirse abandonados. Y esa sensación de abandono aumenta el estrés que les causa vivir con un hermano enfermo. Por suerte, hay señales de alerta. Si ves que tus hijos saludables se muestran ansiosos, deprimidos, malhumorados o rebeldes, si pierden interés en sus amigos, en sus estudios o en actividades que antes disfrutaban, debes tomar medidas para ayudarlos a adaptarse a la situación familiar. Lo que sienten los hermanos saludables pueden tener estos sentimientos: - Sentimiento de culpa. - Temor. Se preocupan por el hermano enfermo. - Deseos de enfermarse. Paradójicamente, quisieran a veces enfermarse para convertirse así en el centro de la atención familiar. - Resentimiento. A menudo los niños sanos deben tomar responsabilidades en el hogar, que el hermano enfermo no puede asumir. Muchos resienten esas obligaciones adicionales… y a la vez se sienten culpables por ese resentimiento. - Rabietas, enfados o explosiones de mal humor. Ocurre en los niños pequeños, lo mismo en el hogar que en la escuela o en la consulta del médico. - Vergüenza. La sienten cuando los extraños miran con curiosidad al hermano(a), o cuando otros niños se burlan de él o ella porque luce, actúa o habla de modo diferente. No hay una técnica “correcta” o “equivocada” de lidiar con el problema, ya que hay muchos factores involucrados, como el tipo de enfermedad del niño, el curso que siga y los recursos con que cuentes. Pero la lucha de una familia ante una enfermedad crónica, y sus esfuerzos por superar el temor y la desesperación, hacen que desarrollen una resistencia, una creatividad y un vínculo muy estrecho, que no siempre existen en las familias que no tienen niños con enfermedades crónicas. Y a pesar de los problemas que se presentan, muchas veces los niños con enfermedades crónicas ejercen un efecto positivo sobre sus hermanos. Si sabes manejar la situación, lograrás que tus hijos tengan más empatía, paciencia y tolerancia con las demás personas, y un mayor sentido del amor y de la justicia. El vivir con un hermano enfermo los hace más comprensivos ante las desventajas que pueden enfrentar los demás. Además, como la enfermedad de un familiar tan allegado hace que maduren con rapidez, suelen tener más facilidad de palabra y una mejor interacción con los adultos que otros niños de su edad. Y ten fe. La familia es el núcleo más importante para el ser humano, en cualquier etapa de la vida. A pesar de una condición crónica de uno de sus miembros, tu familia puede hacerse más fuerte y más unida.

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