viernes, 26 de octubre de 2012

Con Las Mascotas los Niños Resisten Mejor las Alergias

Nuevas investigaciones vuelven a demostrar que las mascotas pueden ser una opción muy saludable, en este caso para los niños. Y si se trata de elegir, los perros son los que suelen mostrar más beneficios. Algunas personas opinan que las mascotas pueden transmitir enfermedades a los niños. Otras en cambio piensan que es saludable para ellos tener la compañía de tan fieles amigos. Un nuevo estudio ha encontrado que los bebés que viven con perros y gatos durante el primer año de su vida podrían ser menos susceptibles a las infecciones respiratorias, como el resfriado común. Para llegar a estos datos, los investigadores analizaron a casi 400 niños que nacieron en Finlandia entre septiembre de 2002 y mayo de 2005. Para ello les pidieron a los padres que completaran informes semanales, en los que incluyeron datos sobre la frecuencia de síntomas de enfermedades o infecciones respiratorias y el contacto con perros y gatos. Así detectaron que, durante el primer año de vida, el 72 por ciento de los niños tuvo fiebre, el 40 por ciento tuvo una infección de oído, el 97 por ciento tuvo goteo nasal (rinitis), el 84 por ciento tuvo tos y el 32 por ciento presentó sibilancias respiratorias (silbidos al respirar). Asimismo, casi la mitad de los niños tuvo que tomar antibióticos, al menos una vez. Entre los participantes, el 62 por ciento de los niños tuvo un perro y el 34 por ciento un gato en algún momento del estudio, pero al finalizar (luego de once meses), casi dos tercios de los padres dijo que no tenían un perro en casa y tres cuartas partes afirmó que no tenían un gato. Con estos datos, los científicos pudieron determinar que los perros eran particularmente protectores y que la exposición a los gatos también demostró un efecto protector, pero no fue tan potente como el efecto de la exposición a los perros. Tener un perro en casa desde la primera infancia podría ayudar a los niños a combatir alergias y asma (algo que no ocurrió con los gatos). Además, jugar con las mascotas es bueno para mantenerse activos, consumir calorías y evitar la obesidad infantil junto con todos los problemas de salud asociados a esta condición. Con estos datos en mente, ya puedes olvidar las culpas y los temores de tener una mascota cuando hay niños en casa. Los especialistas recomiendan siempre tener en cuenta algunos cuidados con la higiene y el contacto con los animales, en especial cuidado en caso de que ya exista alguien alérgico en el hogar. Aun así, hay formas de convivir con un animal en casa. Por último, recuerda que un animal es un ser viviente que demandará cuidados y cariño y se convertirá en un integrante más de la familia. Por eso, la decisión debe ser compartida por todos los miembros del hogar. Entonces sí, si todos están de acuerdo… ¡a disfrutar la compañía de esos pequeños traviesos!

viernes, 19 de octubre de 2012

Que Hacemos si se Cae Nuestro Bebe

Por más cuidado que tengamos no estamos a salvo de que nuestros hijos se puedan caer de la cama, del coche, del cochecito, del sofá, o de su sillita de comer, de la bici, etc. Cuando ya gatean y caminan, es mucho más probable que se puedan lastimar. Es indispensable que mantengas la calma y evalúes la situación con objetividad para ver si es necesario llevarlo al pediatra o si se trata de una caída que no tiene consecuencias importantes. Puede ser que te haya sucedido alguna vez que tu bebé se haya caído. Y aunque no es lo ideal, a todo el mundo le puede ocurrir un accidente. Las caídas más comunes de los bebés son desde la cama, la mesa de cambiar el pañal, el cochecito, la sillita de comer. Cualquiera que haya sido la circunstancia de este tipo de accidentes, es importante tomar ciertas medidas para asegurarte de que tu bebé no haya sufrido ninguna lesión grave en la cabeza o en el resto de su cuerpo. Si tu bebé llegara a caerse, no te angusties. Muchas caídas parecen peores de lo que son en realidad. Toma nota de lo que debes hacer: Consuela a tu bebé y revisa la cabecita y el cuerpo de tu bebé para ver si tiene algún moretón (magulladura, morado) o herida visible. Quítale la ropa para poder verle todo su cuerpecito. Si no le encuentras ninguna señal de alarma, es probable que no haya pasado nada. Si ves algún tipo de herida, llama de inmediato al pediatra. Es importante aclarar que aunque no tenga ninguna herida visible en la cabeza, puede haber sufrido alguna lesión interna o lo que se conoce como conmoción cerebral. Para saber si es así, debes observar muy cuidadosamente el comportamiento de tu bebé y estar alerta a síntomas como los siguientes: Si tu bebé se golpeó la cabeza y está sangrando, si tiene convulsiones, si perdió la consciencia (se desmayó) o está respirando de manera irregular, llama para recibir ayuda inmediata. Si sabes darle primeros auxilios (algo indispensable cuando se tienen un bebé) hazlo y no lo muevas, a menos de que haya peligro de que se lastime más si no lo haces. Recuerda que la mejor forma de evitar que tu bebé se caiga, es tomando las medidas preventivas necesarias: amárralo bien cuando está en su silla de comer, en la mesa cambiadora de pañales o en su coche, no lo desatiendas ni por un segundo cuando está en una cama, silla o sofá; no corras ni camines con zapatos altos cuando lo tienes en brazos y crea un espacio seguro en tu casa para que tu bebé no se lastime cuando sale a explorar y a jugar en cada rincón.

viernes, 12 de octubre de 2012

Soplo Cardiaco en Niños

El soplo se oye cuando se ausculta al niño con un estetoscopio. Puesto que el corazón de un niño está muy cerca de la pared torácica, los ruidos sutiles se pueden oír más fácilmente. De todos modos, a veces puede ocurrir que el pediatra no pueda oír un soplo a menos que el niño se siente y se esté muy quieto. Aunque se pueden oír en bebés muy pequeños, los soplos se detectan más a menudo cuando los niños tienen entre 2 y 4 años. Los soplos cardíacos se clasifican en una escala de 1 a 6. El 1er grado apenas se puede oír, mientras que el 6? se oye muy fuerte. El pediatra de su hijo también se fijará en qué parte del corazón está el soplo, qué tipo de ruido hace (por ejemplo, si se parece más a un roce o a un soplido), en qué momento del ciclo cardíaco se produce, y si se modifica cuando el niño cambia de posición. Es posible que si se detecta el pediatra le derive a un cardiologo infantil. Los problemas cardíacos más frecuentes en la población infantil son las anomalías estructurales, que pueden provocar un soplo cardíaco e incluir la presencia de orificios en el interior del corazón (comunicación interauricular o comunicación interventricular), y las anomalías en las válvulas (estenosis valvular aórtica o pulmonar). Las anomalías en el tabique cardíaco afectan a las paredes que dividen el corazón en 4 cavidades. Cuando hay un orificio en el tabique del corazón, la sangre puede fluir a través de él a las otras cavidades cardíacas. Esta sangre sobrante puede provocar un soplo. También puede hacer que el corazón tenga que trabajar demasiado y, consiguientemente, aumente de tamaño. Algunos orificios pueden ser lo bastante grandes como para producir otros síntomas aparte del soplo; otros son de menor tamaño y a veces se acaban cerrando por sí solos con el tiempo. Las anomalías en las válvulas también son frecuentes. Entre las cavidades del corazón hay 4 válvulas que impiden que la sangre retroceda cuando es bombeada. Cuando una válvula se estrecha o se bloquea, no permite que la sangre fluya libremente

viernes, 5 de octubre de 2012

Bebes Inteligentes

Los bebés son más inteligentes de lo que muchos creían. Es normal que cuando se trata de hablarle a un bebé, los adultos pongamos una voz diferente y les expliquemos mucho más detalladamente las cosas con repeticiones y vocalizando exageradamente. Esto está bien, pues los bebés están desarrollando su cerebro a una velocidad impresionante y necesitan los estímulos del lenguaje. Su inteligencia es sorprendente. Los bebés entre los 6 y los 9 meses de edad aprenden el significado de ciertas partes del cuerpo y de ciertos alimentos mediante su contacto cotidiano con el lenguaje. Es decir, que reconocen la relación entre la palabra “nariz”, por ejemplo, y la nariz en sí. Estos resultados sorprenden, pues muchos psicólogos pensaban que los bebés no lograban este tipo de comprensión hasta cumplir un año de vida. Para llegar a esta conclusión, los especialistas estudiaron el comportamiento de 33 bebés que tenían entre 6 y 9 meses. Los pusieron a ver la imagen de un alimento y de una parte del cuerpo en una pantalla en compañía de sus padres, quienes tenían que repetir una frase en la que nombraban al alimento o la parte del cuerpo que estaba en la pantalla. Con un aparato para rastrear los ojos, se podía ver la respuesta de los bebés a cada frase pronunciada. Los investigadores encontraron que los bebés de esta edad miraban mucho más la imagen que se les mostraba que cualquier otra imagen. Incluso, mucho más que los bebés mayores que tenían entre 10 y 20 meses. La conclusión para los científicos es que los bebés entendían el significado de la palabra. Sin embargo, lo curioso y lo importante de este estudio, es que descubrió que los bebés pueden entender el significado de las palabras genéricas que indican categorías. No solamente de palabras como “mamá” o “papá”, mucho antes de hablar. No dejes de compartir y de hablarle a tu bebe, pues de esa interacción depende su desarrollo del lenguaje y de otras habilidades cognitivas.